Oiga usted, sepa que hablo de las pequeñas cosas que tiene la vida, o sea, de los abrazos y los besos. De amor y poesía. De momentos que pueden definir una vida. Del empírico dato que desnuda el alma y al mismo tiempo mostrar y demostrar fallida una sociedad que a pesar de los pesares, de las crisis tormentosas y sus miserias... Oiga usted, aún hay esperanza.
Para aquellos quienes desgraciadamente, y no sin razón, les ha llegado la fiebre de la desesperación que desarma los corazones, quisiera traerles una ilusión que fuera un dato demoledor ante los abusos de una realidad que se alarga en el tiempo como los adioses en las buenas madrugadas sin un mar bajo el mismo cielo... pronto se la traeré, tengan fe, aún hay esperanza.
Para los que irradian felicidad y mucho optimismo, pedirles que animen a los que no tienen dónde caerse muertos, que esta crisis es muy jodida, y aunque no es noticia porque llevamos cinco años conviviendo con ella, díganles que los buenos tiempos están a la vuelta de la esquina, y la esquina no está rota de dolor: díganles que aún hay esperanza.
Y a ese amor que pretende crucificar a la María por tantos amores contrariados le digo, porque de amor entiendo, que ella no es culpable... Ella no.
Por la realidad que representa la estabilidad económica y financiera de este país, o porque al fin estamos desafiando a quien corresponde: políticos culpables de una crisis que pudieron evitar o al menos que no la pagara el pueblo, les dejo con un dato doliente como el abrazo que no llegó a ser o la sonrisa de unos ojos negros azabache que no han vuelto... Los bancos siguen ganando y el pueblo perdiendo... Pero eso ya lo sabían. (El Banco del Vaticano dio ayer la cuenta de resultado del pasado 2012 y ganó cuatro veces más que el año anterior: 85 millones de euros). Disculpen la falta de imaginación.
Para aquellos quienes desgraciadamente, y no sin razón, les ha llegado la fiebre de la desesperación que desarma los corazones, quisiera traerles una ilusión que fuera un dato demoledor ante los abusos de una realidad que se alarga en el tiempo como los adioses en las buenas madrugadas sin un mar bajo el mismo cielo... pronto se la traeré, tengan fe, aún hay esperanza.
Para los que irradian felicidad y mucho optimismo, pedirles que animen a los que no tienen dónde caerse muertos, que esta crisis es muy jodida, y aunque no es noticia porque llevamos cinco años conviviendo con ella, díganles que los buenos tiempos están a la vuelta de la esquina, y la esquina no está rota de dolor: díganles que aún hay esperanza.
Y a ese amor que pretende crucificar a la María por tantos amores contrariados le digo, porque de amor entiendo, que ella no es culpable... Ella no.
Por la realidad que representa la estabilidad económica y financiera de este país, o porque al fin estamos desafiando a quien corresponde: políticos culpables de una crisis que pudieron evitar o al menos que no la pagara el pueblo, les dejo con un dato doliente como el abrazo que no llegó a ser o la sonrisa de unos ojos negros azabache que no han vuelto... Los bancos siguen ganando y el pueblo perdiendo... Pero eso ya lo sabían. (El Banco del Vaticano dio ayer la cuenta de resultado del pasado 2012 y ganó cuatro veces más que el año anterior: 85 millones de euros). Disculpen la falta de imaginación.
Al menos aun existe el amor si no fuese asi estaríamos jodidos.
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