sábado, 19 de octubre de 2013

19 de obtubre

Hoy, no tengo afanes surrealistas, pero como ella, como muchas, me cansa ser ciudadano cero, que diría alguien que lleva demasiado tiempo sin dormir... Hoy es uno de esos días que a uno le apetece salir a la calle a gritar por todo porque nada va bien Y es que creo que este día 19 de octubre, Día contra el Cáncer de Mama, bien pudiera ser el último, la última floración del azahar que nadie viera y oliera antes de morir. O el primero, claro, el primero de una nueva vida si Dios quiere.
 
Vulgar escribiente de olvidos, de anocheceres, de traiciones; trasnochado contador de mentiras. Un día como hoy no apetece sino llorar por los recortes en la sanidad pública. El copago en los medicamentos hospitalarios y farmacéuticos, porque una mujer enferma de cáncer de mama no puede pagar el porciento de sus medicinas sanadoras. Pobre mujer que libre como la primavera soñó un día compartir su vida con el bendito amor... Lo intentó hasta que el maligno llamó a su puerta y vino para quedarse. Corren malos tiempos para la salud y la pobreza en este país. Maldita redundancia.
  
Ahora que se oye el silencio, y cuando se oye el silencio se oye la muerte. Y para que sigamos en una triste poesía, me imagino que yo también estoy solo en el silencio, que todos se fueron, porque también se cansa uno de ver a quien se queja de dolor y no vive, que no hace otra cosa que anunciar denuncias, denunciar malos anuncios, y que siempre hace todo por todos menos por ella. Ya se sabe lo que les ocurre a las personas con ojos ahogados en lágrimas perennes sin una esperanza a la que aferrarse, una esperanza o una única decisión.
  
También hubo quien su cuerpo o sus fuerzas no aguantaron y se rindió a cambio de nada dejando un rostro de dolor en las personas que más la quisieron... Un cáncer de mama culpable, o la pobreza. Un mañana imposible de vivir en el otoño más ventoso jamás conocido. Y sola, como ella quería, la maquillaron en vida para siempre; si viva o muerta qué importa, porque sus secuelas es otra manera de vivir estando muerta.
  
Hoy quiero confirmar una sospecha, ella y otras, sin duda demasiadas, con más años en el rostro que en el DNI son de esas miles de mujeres hambrientas de vida; esas mujeres enfermas o sanas que se arrastran por los hospitales casi muertas de miedo, como un sol sin primavera, como un verano sin mar, como unos ojos sin párpados por ver la muerte de cerca, demasiado cerca. Porque estamos embutidos en cuerpos creados con malos materiales al intemperie en un país cambiante bajo las estrellas en las que solo se refleja una realidad más incierta que posible.
  
¡Sanidad pública gratuita para todos y todas en el Día contra el Cáncer de Mama!. Y siempre.

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