martes, 15 de octubre de 2013

Ya amanecerá algún día

Te llamo,
te pido explicaciones,
y nada.
 
Te escribo,
la palabra es delatora,
y nada.
 
Te reclamo,
me siento humillado,
y nada.
 
¿Qué puedo hacer para que no sufras en el silencio? Unas veces tú, otras yo. Tú culpable sino yo. Y dale, siempre lo mismo. En lo que tiene que ver con la amistad, nada que objetar. En lo que tiene que ver con el carácter... con la iglesia hemos tocado, amigo Sancho. ¿Piensas seguir en este plan por mucho tiempo...? ¿Toda una vida, como el bolero? Duele reconocer que aún no tengamos solucionadas nuestras desavenencias. No es desconfianza, es no pasarnos una. Caminamos por la raya roja de la palabra: eso no se dice, eso no se hace, eso no puede ser porque además es imposible. Estaría bien crecer algún día y comportarnos como adultos... Algún día, sí, y sin prisa, sí, sin prisa, porque tiempo es lo que nos sobra, ¿verdad?

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