Pareciera venganza lo que siento y no. Estoy simplemente inconforme con la realidad social. Cierto que me atañe muy directamente el comportamiento de cierto personajillo de tres al cuarto, y eso duele, porque hablo de mi niña, pero si dejara que me perjudicara el alma dejaría de confiar en los demás. Acepto la realidad y sigo esperanzado, y sobre todo para insuflársela a mi hija. Hablo de mi hija y vale para todos y todas: no desalienten o erosionen su autoestima. Y ahora hablo de dignidad.
Dignidad maltrecha. Tu hija te tiene y tu la cuidas, ¡Faltaba mas!
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