Nunca se sabe.

De viejo, me interesa ir a misa los domingos: Nunca se sabe. Eso me lo enseñó una amiga sin venir a cuento, aunque después quedó en nada.

¿Cómo te puedo amar si no te conozco? Hablo de Dios y también hablo de ella que me lo enseñó sin venir a cuento... Hablo de amor para decir que nadie puede amar lo que no conoce.

Toda mi vida he intentado aprender de ejemplos y palabras dirigidas a revelar la verdad de todo lo que podía beneficiarme para crecer, y tengo que reconocer que tuve suerte... Concebí lo que verdaderamente importa sin egoísmos ni intereses. Creo que aprendí gracias a mantener mi mente abierta a cualquier circunstancia.

¿Cómo te puedo amar si no te conozco? Supongo que si algo aprendí no lo sabía, entonces se podría decir que se puede amar lo que no se conoce (ahí mis grandes decepciones). “Amar a Dios y a los demás como a nosotros mismos”. (Vanidad de vanidades, con perdón). Hoy me siento incapaz de escribir sin reírme de la verdad que más me incomoda. No hablo de política (igual después cuando lea las noticias más interesantes que son verdaderas corruptelas) sino de amor. De ese amor que se presenta ante nosotros mediante una voz interior que bien pudiera ser Él, o ella, si son las mariposas del estómago que siempre vuelan libres.

Nunca se sabe es la historia de alguien que salió corriendo a recibir al bendito amor y volvió derrotado al reconocerlo en su mirada... La de ÉL o la de ella, qué importa si en el fondo los dos son benditos. De viejo jura que no volverá a ocurrir si le dan otra oportunidad. (Nadie ama a quien no conoce, pero si lo conoce, ay, no puede dejar de amar. Ya sea Dios o María).