miércoles, 15 de octubre de 2014

Kristel y los trapos.

Kristel me llama entusiasmada para explicarme con todo lujo de detalles que están preparando la Campaña de Navidad y que será un escándalo. Unos vestidos, unas chaquetas, unos pantalones y hasta aquí nomás, pero ella siguió punto por punto enumerándome todos los artículos de la Campaña de Navidad. Los trapos son su pasión.

Estoy seguro que sabe, pues lleva años de oficio como para no saber que la moda es pasajera, aunque para muchas personas lo que vale es lo relativo. Vivimos la era de la estupidez, la imagen y el asombro. No digo que la moda se acabe de inventar, pero en tiempos difíciles no la debiéramos dejar penetrar en nuestros bolsillos. Que ir a la "última" cuesta mucho dinero... Esto es la ruinas de una sociedad decadente. La pobreza tiene como definición un modelo de vida que no debemos superar. Sin una adecuada orientación que nos indique dónde está el límite, solo nos quedará la posibilidad, con suerte, de volver a empezar.

La moda insaciable y ”super mona” ha creado una "super fabrica” de "super gente guay" compradores compulsivos con un lenguaje de repetición "super mediocre" que es una "super lástima". Y de esa moda vive mi hija Kristel. De ese esnobismo ridículo que da cabida a una cultura que se incrementa a medida que pasa el tiempo y se convierte en fanatismo incontrolable... La inmediatez hedonista que traduce la moda en una manera hueca de vivir. Así veo más o menos la Campaña de Navidad de mi hija Kristel. ¿Quién puede desaprovechar una "super oferta"?

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