Las buenas madrugadas ya no son lo que eran. Uno porque me falta ella, ay; y otro porque los medios de comunicación y las noticias que más interesan me anuncian corruptelas imposibles de digerir. No quiero perder la esperanza, pero se aleja más de mí, e imagino, como el gran volcán que crece hacia abajo, que todo lo malo está aún por erupcionar.
Hoy, embarcaría en un velero por un mar inmenso hasta donde el viento me quisiera llevar. Me iría un año sabático o los que hicieran falta hasta que se higienizara esta España. Me iría, pero no sé yo si las cosas pueden cambiar tanto y con los mismos. Necesitamos respirar nuevas ideas, leer libros inspiradores para volver a creer en la clase dirigente: necesitamos un milagro y Dios y la María no están ni se les espera. No recuerdo un martes tan sospechoso de cometer ilegalidades como el de hoy.
Y en eso estamos, en renacer e intentar con la imaginación desenredar este tinglado cotidiano que estos depravados han liado. ¿Cómo desviar la atención de los hechos cargados de intrigas y volver al bendito amor y la santa poesía? Es imposible estar ajeno a estos tiempos convulsos y que no se resienta mi salud mental... Desde una España atrapada en la corrupción, perdida la credibilidad, necesitada de soluciones urgentes, yo me apeo, pero solo por hoy, porque sigo en la esperanza de que a esta España le puedan suceder cosas mejores. Lo creo sinceramente. Es todo. Si alguien pregunta por mí que me busque en Les Seniaes entre los naranjos. Pasen buen día.
Beso y Salud.
Hoy me acorde de ti porque olí flores de azhar, y dije ¡Ahhh!
ResponderEliminar¿Te falta ella? No creo, la que yo conozco siempre te mira aunque sea de soslayo.