Con la humildad que no tienes (siempre te dije que no te hacía ningún bien tantos halagos, que la Bella no eras tú), con la desconfianza, el protagonismo o los celos; con querer saber qué pasó como si acabaras de llegar. En fin, con pretender ser lo que ya eras y parecerte poco, cabe preguntar: ¿qué carajo quieres que hagamos?
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