Amaba como ama el mar al borde del precipicio
entre la arena y la sal, la roca de su suplicio.
Amaba, que era además, enfermiza pertenencia
Vigilaba su mirar, su móvil y sus ausencias.
Siempre detrás del cristal, espejo de su locura
Prisionero del amor, del cariño y de la duda.
Y por más respuestas claras, siempre quedaba en el aire
la duda de una certeza, la certeza de un detalle.
Era un estar sin vivir, era un vivir en la angustia
una sospecha sin fin, un silencio de pregunta.
Amaba como ama el mar arena que ya fue piedra
en playas de soledad y acantilados de niebla.
Prisionero de su amor, del cariño y de la duda.
Autor: Luis Pastor.
Debes decidirte, escucha a Luís Pastor.
Se te está haciendo tarde...
De ser posible y querer,
debes decidirte ya.
(Siempre al borde del precipicio).
Pues espero que quien sea no se caiga ... por ningún precicipio...
ResponderEliminarUn beso.
Veremos. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.