El otoño enciende la tarde con un manso misterio: Al sureste por el camino donde sale el sol, naturaleza viva, la cosa se simplifica: Les Seniaes, donde todo comenzó.
Reconozco en tu mirada lo que no ha ocurrido: la pasión y todas las consecuencias. Y sobretodo el miedo.
Pero dejémonos de secretos y, para simplificar las cosas, exijamos la verdad: tú di tu nombre y yo el mío. Y él que diga el suyo...
Un amor vencido de antemano. En tu dormida piel se agitó el tenso límite de la luz.
El otoño deja desamor en Les Seniaes y saluda al dolor. Pero vence sin derrotar y transmuta un sueño con infinita calma mientras nos miramos de soslayo en otra dimensión. ¿Serán paranoias mías?
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