Francisco de Sales: "un santo triste es un triste santo".
De un monseñor enamorado, una filtración a la prensa: "En el último concilio de los reinos de la cristiandad, reír adquirió el grado de milagro". Tenemos necesidad de reír, de soltar amarras, reír, y también llorar, activar el miedo, desahogar, echar a un lado los problemas. Reír para sentir. Reír para no ser olvidados. Si hubiera un catálogo de milagros para creer reír sería el primero. Siempre habrá un motivo para reír, ocurre que a veces no lo vemos, oscurece el día y duele el alma y es cuando tenemos que levantar cada piedra del camino hasta encontrar ese motivo. Está ahí. Claro. Y reír. Porque alguien tiene algo que decirnos y no puede esperar. Porque yo te quiero. Porque tú me quieres, aunque no me lo digas. Reír no es cosa niños. Reír es cosa de todos. La risa es un condimento esencial. Reír a pesar de los pesares, del maligno y la madre que lo parió. Reír para sentirte cerca. Reír para vivir tu suerte. Reír para soñar un día feliz que llegará por simpatía a poco tardar ... Beso.
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