En plan lamento el miércoles escribí: "Ay, llevo siendo normal y tratando con personas y no con amigas demasiado tiempo".
Ángel Martín, en una entrevista para la Cadena Ser, dijo: "Antes de estar loco era imbécil". Y yo digo que sí, imbécil, y sobre todo normal. Los imbéciles son personas normales. "Ojos que no ven corazón que no siente". Y además, y por si fuera poco la desgracia los normales son gente de mal vivir. Ángel Martín no sabe que no se puede llegar a la excelencia sin estar loco. O lo sabe y no lo cuenta. Ángel Martín adquirió la excelencia el mismo día que dio en loco. La locura, como el amor, es de sí celosa. Quien alcanza la locura la quiere para sí. Habrá quien piense que es egoísmo. Qué quieren que les diga ... "A quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga". Las personas normales son esclavas de sus circunstancias. Lo sé por experiencia. En la sala de espera de la dama que no me deja ir no hay ataduras, solo hay amor en la mirada de unos ojos cristalinos. (¿Y ahora, Ángel Martín, casi santo no le gustaría compartir esa bendición con personas normales? Ya, son imbéciles). Gracias.
P. D. Una amiga confiesa su locura. A veces en la locura se encuentra la cordura. Una amiga ida ha vuelto. ¡Bendita locura!.
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