Cumplir años, llegar a fin de mes, resistir, ¿y luego qué? Vivir, se trata de vivir, o seguir viviendo mientras el cuerpo aguante y el dolor de alma lo maquillen las pastillitas de colores que receta la dama que no me deja ir. Porque el dolor de alma sigue ahí. Duelen los años. Duele lo que sé y lo que imagino, sea o no verdad. Ejemplo: cuándo abro el wasap y te veo "en línea", ¿estás ahí, en mi número de teléfono o en el de todos? ¿Y todos cuántos son todos? Duelen los años y duele ser uno más. Pienso que soy uno más en tu vida. Yo te quiero única. Antes éramos amigos, ¿cuánto menos seguimos siendo amigos? Mi mente absurda no descansa. De un poeta, Ángel González, un poema: "Cumpleaños". "Yo lo noto: cómo me voy volviendo / menos cierto, confuso, / disolviéndome en aire / cotidiano, burdo / jirón de mí, deshilachado / y roto por los puños. Para vivir un año es necesario / morirse muchas veces mucho". (Llevo días viviendo un mal momento y ser tu amigo es un deporte de riesgo. La vida ha sido poco dialogante con nosotros ... Pero ahora que has vuelto no te irás de mí tan fácilmente). Gracias.
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