Escribo y leo a morir. Estoy que me vomito de palabras. Y dichos sin hechos. Hoy me obliga a escribir dos frases que escribí después de hacer una llamada telefónica (una llamada telefónica ... ¿Quién en su sano juicio, hoy en día llama por teléfono? "Es diciembre. Ya es Navidad. Tomamos café e intercambiamos regalos. Como antes, como siempre") y ya me perdí. "Copio y pego" las frases: "virgencita que me quede como estoy" y "no soy de caminos andados". ¿Qué me dicen? ¿Por qué o qué sentí para escribir esas frases? Es mucho, incluso para mí. Joder, dona, ¿a quién llamé por teléfono y qué me dijo? Un día y otro escribo y leo y no completo una semana ni en broma. Y viene de lejos. Se lo dije a la dama que no me deja ir: "Pagaría porque la ansiedad me permitiera pasar del lunes y etcétera al domingo". Ay, llevo siendo normal y tratando con personas y no con amigas demasiado tiempo. ¿Será la pobreza del alma lo más caro en nuestro existir? ¿Tanto cuesta vivir? Mi esposa me ama desde siempre y me mima desde que, los años altos, me impiden tomar las cosas del querer con sosiego. Gracias.
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