De cultura, el modo de ser y hacer de los pueblos, merece la pena escribir. Sin embargo, del orden social de hoy en día, ay. Escucho a mis hijas hablar de sus cosas, que son las cosas de su generación y no me reconozco en ella. Mis tiempos son otros. Ni estos son los tiempos de mis padres. Estos son tiempos de mi güela. Mi güela, en estos tiempos de cuatro perras chicas ahorraría cinco. Mi güela con cuatro perras chicas y una huerta llegaba a fin de mes y aún le llevaba a mi güelu fugau en el monte unos trozos de borona. Escucho a mis hijas, echo la vista a estos tiempos y no puedo sino acabar en los de mi güela. Cuando deje de respetarme la salud y la muerte me reclame se pondrá fin al Estado del Bienestar. Pensé que morir en este siglo iba a ser después de haber vivido sin renunciar a un techo, un trabajo y una pensión, y no ni na. Si el amor y la solidaridad no nos socorre, la familia y los hijos primero, el último que cierre la puerta si el neoliberalismo aún la mantiene en pie. (Desde luego lo mío no tiene que ver con lo que espera a la generación de mis hijas. Mis nietos ni los nombro). Gracias.
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