lunes, 26 de octubre de 2015

Onirismo.

"Intentaré escribir algo decente y ya será lo último que escriba... Voy a pensar en algo bonito para cerrar este capítulo. Lamento todo. Con toda sinceridad de la que soy capaz agradezco (y eso). Intentaré que mis dedos digan algo bueno".

Vives una vida sin duda injusta,
allá donde sea que la vivas,
donde tu Dios te arrodilla.

No creo que mi dios sea mejor que el tuyo.
por creer ni creo que exista un dios bueno que nos haga justicia.
Pienso en ti y quiero que exista un Ente Superior a la medida de tus necesidades sanitarias. Y te sane sin ambages.
Que te devuelva la alegría de vivir; tu alegría, otra no, la que te pertenece. La alegría que te arrancaron de cuajo.

Y que ilumine tu mente.
Y que reanime tu espíritu.
Y que encienda de nuevo la luz en tu mirada.
Y que vuelvas a besar con labios de amor.

No sé tu Dios, en el mío no creo, pero sí en la María;
Santa poesía que da vida. También creo en ti.
Y digo con el perdón que no es miserable tu vida: la que te toca vivir en estos momentos.
Simplemente es diferente a las demás porque tú eres realmente diferente a todas...

Tu corazón es el umbral a un espacio libre de tropiezos y estorbos, desigual, libre de momentos escabrosos. En este preciso instante, cuando la vida continúa su paso y parece que se ha olvidado de ti, de tu mente fluyen divagaciones ajenas a la realidad. La aparición en la consciencia de esa irrealidad se caracteriza por ensueños con pérdida total de los sentidos. No te rindas. Eres musa de la María. No te dejes engañar. Tu corazón es el umbral de un paraíso singular. Haz caso a tu corazón. No quiero esperarte ni que esperes por mí: quiero que sigas ahí al alba cada día. (Que ninguna adversidad paralice tus sentidos). 

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