Poema para un funeral.
Dominus illuminatio mea (el Señor es mi iluminación).
En la hora de la muerte, tras el capricho de esta vida.
Cuando el corazón palpita bajo, los ojos se apagan,
y el dolor agota cada miembro.
El que ama al Señor confiará en Él.
Cuando la voluntad abandone el objetivo de toda vida,
y la mente solo pueda deshonrar su fama,
donde hasta el nombre del doliente es incierto,
el poder del Señor llenará este marco.
Cuando el último suspiro se diluya, y la última lágrima se derrame,
y el ataúd ansioso aguarde junto al lecho,
y la viuda y el niño abandonen al muerto,
el Ángel del Señor levantará su cabeza.
Pues hasta el placer más puro puede abrumar,
el orgullo debe caer, y la vanidad debe fallar.
Y el amor por los más queridos amigos llega a decrecer,
pero la Gloria del Señor se agita, brillante, en toda ausencia.
Richard Blackmore, poeta, falleció el 9 de octubre de 1729.
Bien !
ResponderEliminarSaludos
Siempre. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.