domingo, 25 de octubre de 2015

Tú.

Mi esperanza, mi bien, mi refugio, mi sueño, mi caudal de vida, mi fe, mi poesía y todo lo demás eres tú. Si me encontré perdido estabas tú para darme aliento a medida de mis desavenencias. Y tu risa y tu mirada. Tú siempre me acogiste a diferencia de otras miradas y otros paisajes que solo están para que las miren. Soy tu viva imagen. Tú me enseñaste a mirar y ver la luz que nace al alba. Cada día se abre entre nosotros un diálogo de miradas. Somos la suma de dos: Los ojos que ven cada madrugada con la misma mirada. Me sueñas y existo. Es todo.

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