Lo doloroso del caso no es la mentira o las medias verdades, lo doloroso del caso es el momento y el paso del tiempo.
Justo cuando iba a dar el día por finiquitado por lo de ayer, ir a pasear con Ian y Patricia por Les Seniaes y después tal vez acercarme a la mar, te veo insensible contemplando el mismo panorama de ayer y me pregunto si es penitencia o alivio para el espíritu. Tu mente desorientada trata de evadirse de la falsedad a la que la tienes subyugada. Busca huir, amparo en la conciencia, ayuda para salir a respirar aire puro. Te maltratas en cuerpo y alma. Si un dios poeta supiera de ti, lo que estás sufriendo, tu amor por él, te salvaría de ese letargo moral en el que vives. O no. Nunca lo sabrás.
Resurgen viejos deseos para que actualices tu rebeldía, nunca es tarde, la pasión no prescribe. Tu mente desorientada no acepta más mentiras ni medias verdades: quiere vivir el momento. Y el tiempo pasa. Perder la capacidad de amar o simplemente dejarse llevar por el paso de los años es requisito que tu mente no está dispuesta a consentir. Tú puedes. Mantener la falsedad mientras tu mente desorientada se deshace es ir en busca de la muerte. Fiel seguidora del amor y la santa poesía hasta que aparece el amor en tu vida... ¿de qué vas? (Así es y así deberá ser). Desenlace funesto.
Así ha sido, así es y así siempre será. Un poeta confuso y una musa discordante. Menuda pareja.
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