Ariadna abandonada se lamenta en un desierto.
Es muy duro morir de abatimiento
a causa de un ingrato, amor siempre de un corazón,
que solo piensa en él;
de un corazón tan ingenuo que hizo perder
a la joven su vergüenza, bien, ¡ay!, tan preciado.
Este recuerdo, si hay compasión
con un indigno y cruel raptor,
para Ariadna es bien amargo sin duda.
Es muy duro,
bandonarla a su propia desgracia
y que el que causa su dolor
no acuda a los lamentos que escucha,
para enjugar unas lágrimas a las que teme,
que ve correr, y de las que es causante.
Es muy duro.
Isaac de Benserade, poeta, falleció el 10 de octubre de 1691.
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