A los votantes cercanos a los candidatos y sus partidos políticos que les falta una pizca para decidirse a quién votar.
Esta mañana en la terraza de un bar tomando café con Patricia esperando para graduarme la vista, se nos acerca una señora más vieja que yo en un tacatá de esos de no poder andar sin él pidiéndonos por favor ayuda para comprar una barra de pan y leche. Como lo cuento. Desde que apareció el euro en este país, como protesta tal vez, no llevo dinero. Patricia le dio unos euros. La señora estaba aseada e iba bien vestida, no se le había ido la pinza que de eso entiendo. Ni fugado del manicomio que también entiendo. Tanto dolor oculto. Bendita señora.
Puedo entender sin comprender las políticas de Rajoy por delegación de Merkel, pero el daño que nos están haciendo no tiene nombre. De saber dónde se encuentra el espejo en el que se mira Rajoy cada mañana y se ve estupendo lo rompería en mil pedazos. Intolerable.
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