La botella y la mujer.
Disputaban por saber
un pastor y un lechuguino,
cuál es el tesoro más fino:
¿La botella o la mujer?
Aquél dijo, a mi entender
es más sabrosa y más bella,
la botella.
Cuando exhausto de fatiga
bajo un ombú me reclino
de Baco el licor divino
todas mis ansias mitigan:
Allí es mi mejor amiga,
bi sol, mi luna, mi estrella,
la botella.
El que empieza a envejecer
se refocila, imagino,
más en dos cuartas de vino
que en seis cuartas de mujer,
porque siempre está en su ser
sin melindres de doncella,
la botella.
Calla, - dijo el lechuguino-
solo un hombre sin templanza
puede poner en balanza
a las mujeres y al vino;
¿quién suaviza el cruel destino?
¿Quién da el supremo placer?
la mujer.
No hay contento comparado
con los goces del amor,
ni otra delicia mayor,
que el amar y ser amado;
es el don más delicado
que Dios quiso al mundo hacer,
la mujer.
sin ella todo sería
caos de inmensa tristeza
porque son de la natura
la más perfecta armonía,
es del hombre la alegría,
consuelo de su placer,
la mujer.
No siempre, dijo el pastor,
porque salen camarada
a estocada por cornada
el fastidio y el amor,
más mi prenda es superior,
no es falaz como aquella,
la botella.
Cuantos más besos le doy,
más me inflama y me enardece
y cuando aquel desfallece,
yo más animado estoy:
Papa, Rey, Príncipe soy
sin que me cause querella,
la botella.
Dama que no pide y da
grata aún después de gozada
cuando la ves más preñada
tanto más virgen está,
sin mujer muy bien me va
porque me suple por ella,
la botella.
silenciosa y no profana
un tapón tiene su boca
aunque a celos la provoca
tal vez cierta Dama-Juana
espera su turno ufana
y su rival no atropella,
la botella.
Mujer, dijo el lechuguino,
bocado de Reyes es,
pues dice el hombre al revés
de los reyes en latín,
más no conoce un mal sin
de cuanto puede valer,
la mujer.
A nuestros hijos, que humanos
dan sus cuidados prolijos:
a ver si a ti te dan hijos
botellas de damajuanas;
en sus angustias tiranas
sabe al hombre sostener,
la mujer.
Tiene el hombre una aflicción,
gime solo... y de repente
va a su amada, y luego siente
tas, tas, tas el corazón;
porque innata afección
le dice que es su placer,
la mujer.
En esto se dejan ver
Baco y Cupido abrazados
y dicen: Callad cuitados
que no nos sabéis entender;
todo puede complacer
tomando en medida bella.
La mujer y la botella.
La botella y la mujer.
Natalicio Talavera, poeta, falleció el 11 de octubre de 1867.
Este Natalicio escribe con cordura -ni tanto, mira que comparar a la mujer con la botella- que no tuvieron sus padres al ponerle tal nombre.
ResponderEliminarNatalicio Talavera ¿quién puede andar tan ufano llamándose de tal manera? Ay se me quedó el sonsonete del poemita.
Beso.
EliminarLa botella nunca decepciona... Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.
La mujer tampoco. A lo mejor es como dice Alberto Plaza "No me pidas más de lo que puedo dar, yo soy lo que ves, no soy más que vida..."
ResponderEliminarMuy interesante....
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