Es una obsesión el ruido. Salgo a la calle y el ruido. Los coches y el claxon. Las motos sin silenciador en el escape. Los petardos a todas horas. Es una perturbación que me altera el psique. Tenaz y machacón el ruido. Solo tenía un espacio libre de ruidos: el rincón donde escribo junto a la ventana con visión directa a Les Seniaes. Digo tenía porque ya ni ahí. Mis ideas son ruido: me siento incapaz de desarrollar pensamientos transparentes. Y luego está el zumbido del viento semejante al de mi cabeza. Solo ruido.
Para escribir necesito estar en la intimidad con mi ordenador que me ordena, el teclado y nada más. Ni un ruido lejano. Y aún así, nunca tuve tantos problemas para concentrarme. Mi mente por la mínima se altera y rueda desbaratada por la cabeza desprendiendo energía eléctrica que arrolla las neuronas. Mis neuronas incapaces de reproducirse ahora se encuentran atropelladas por mi mente absurda.
A veces me detengo, tomo café y vuelvo a empezar. Pero ya son otras las ideas y los ruidos. Por un espacio silencioso y una mente ordenada, porque todo volviera a ser como antes de conocerte, amor, porque sin ti solo hay ruidos. Y más ruidos, siempre ruidos rondando mi cabeza.
Si encontrara en el tiempo un momento donde las ideas no se confundieran con el ruido. Donde fuera capaz de escribir sin pausa y sin ausencias. Sin distracción.Todas mis ideas en lista de espera. Mi mente absurda, imperfecta, incapaz. Donde nacen las ideas solo hay ruido. Palabras sueltas incapaces de expresar los sentimientos. Yo mismo soy ruido. Solo ruido. (Letras sueltas al azahar).
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