domingo, 22 de septiembre de 2024

Es otoño y Eugenio vive.

Me gusta evidenciar los valores cuando la persona de quien hablo aún vive y entiende que su aporte en cualquier ámbito es reconocido. Pero aborrezco la hipocresía de decir cosas positivas acerca de quien no las merece. Son pensares con los que todos estamos de acuerdo. Hoy quiero hablar de un ser humano, admirable ser humano, de Eugenio, por ejemplo. Siempre trato de exaltarlo porque la gratitud es un incentivo que ayuda a ser mejores personas. Hablo mucho de ser mejores. (Ojalá que no sea remordimiento). Digo Eugenio porque aun suponiéndole defectos, su humanidad es superior. Si utilizáramos una balanza pesaría más su solidaridad y tanta sabiduría que cualquier conveniencia. Y me remito a esta mañana tomando café: Me dijo que no estaba enfermo, que solo tiene una condición que especialmente celebraba: "estoy vivo". Eugenio, vive. Qué engañado me tenía. Y tiene razón. La vida es un hecho que hay que festejar en cualquier circunstancia, un día, hoy. Existen causas para celebrar estar vivo, como conocer a una persona, apreciar sus valores y con el tiempo llegar a quererla. Lo dice Eugenio. Mi amigo es especial y discreto: vive en mí. Un día al azahar tomamos café y me cuenta historias de antes. De su vida lo que realmente importa, es decir, lo que hizo, no lo que no hizo y no hará. Me entristece recordar a Eugenio en otoño. Estación jodida que hoy irrumpe para los mayores. Otoño lluvioso y frío. La muerte es fría. Eugenio es un hombre sabio que deshoja los años exprimiéndolos hasta el límite. Hablo de Eugenio y me siento triste. Quizá sea porque callo más de lo que siento y digo: hasta la muerte todo es vida. Pactaría con un Dios comprometido otra vida. Una vida que, a pesar de todo, me permitiera conservar una sonrisa en los labios. Joder, hace tiempo que no río. Reír adorna la vida. Eugenio lo hace sencillo, se puede decir que es un hombre que construyó su vida a fuerza de esperanza y trabajo. Eugenio sabe llevar aliento a sus penas y a una aislada dolencia. Se puede y puedo decir mucho de él, pero nada tan, tan importante como que sigue vivo en mí. Hoy que entra el otoño me adentraré en Les Seniaes y echaré unas risas en honor a la amistad. Por Eugenio. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario