Un día traje esta frase a un caso: "no dejes que una derrota te derrote". Y ya no recuerdo el caso ni si la frase es mía o de la vecina chismosa cuando de buena mañana barremos la acera y rajamos de todos; de una en especial. Llevaría la cara de la derrota para que la vecina chismosa me dictara la frase. Joder, dona, yo soy la derrota en el depósito de cadáveres. Derrota tenía que ser -y qué sino, dicho sea de paso-, aunque siempre aprendo la lección y no oculto la cortesía con una derrota. De cada derrota aprendí a quedarme con algo positivo. "La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva". (José Saramago). En la vida la derrota solo te convierte en derrotado si el triunfo es tu única meta, si no aprendes la lección, si tu estima solamente se alimenta de halagos o si no haces camino al andar como nos aconsejó el poeta. Tenemos que desafiar los eternos problemas de la cultura como identidad del pueblo. La cultura, y en el mismo cielo la educación de los niños. La solución tiene que ser definitiva y no lo es desde que apareció la política con su ineficiencia reiterada y sus torpezas celebradas. Esa decisión nació de la ignorancia y el papel ya no admite borrón y cuenta nueva. (Ponga atención a lo que pierde cuando gana: recuerde que el éxito que nace del fracaso es el mejor logro). Gracias.
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