"Atención, este es un spot publicitario. Todo buen lector de libros sabe que no es lo mismo comprarlos que leerlos. He hecho la prueba con amigos que son lectores aplicados y disponen de amplia biblioteca y, tras someterlos a un hábil interrogatorio, la mayoría ha acabado confesando que, como media, no han leído un tercio de volúmenes o lo han hecho por encima. Sin embargo, les proporciona seguridad tenerlos ahí a mano, sospechando al menos los secretos que guardan, manoseándolos a cada tanto, abriéndolos a veces al albur y leyendo un párrafo suelto o un capítulo. De lo que se concluye que los libros son para todo eso, leerlos, tenerlos cerca y hojearlos, una pasión suave, con raptos de intensidad, que ninguna forma virtual de enlatado que no sea el papel puede sustituir. Amigo lector si no entiende esto no se alarme, nadie es perfecto". (El asomau).
Todos tendríamos que tener una biblioteca en casa con libros leídos y releídos por aquello de Ramón de Campoamor: "Todo es según el color del cristal con que se mira". (Yo leo al capricho de mi comprensión lectora). Se puede tener una biblioteca con libros echados a perder de moho. Se puede tener libros de distintos autores para alzar el ordenador porque no damos la talla. Se puede comprar libros y no leerlos, al menos las editoriales y las librerías no quebrarán. Incluso se puede tener una Biblioteca Municipal cerrada al público cuarenta años. Este no es un spot publicitario, es una amenaza, pero no llamen a la policía. (Este es un consejo. Háganse un favor: los libros son sabios y ninguno huele igual. Compren y lean libros). Gracias.
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