Créanme: Cada día me cuesta más adentrarme en Les Seniaes en busca de buenos recuerdos. Siento un malestar general: la rodilla, la espalda... El ruido de la cabeza peor, gracias. Creerán ustedes que es natural, dolores de la edad, o que vaya a cantar boleros al camposanto. Joder, dona, tantos años compartiendo mi vida entera y a la hora de la verdad ni una lágrima. Claro que los años pasan y los que cantábamos boleros ahora bailamos tangos tristes. Bah, algo de razón tienen, no mucha pero algo tienen, soy un resiliente en potencia y no controlo mis emociones. Para que la vida sea interesante tiene que tener intereses ocultos. Yo los tengo, pero las culpas de otros. Claro. El viernes en el hospital le hicieron a mi esposa una prueba sobre la pronación del brazo y... Cómo, si no les tengo al corriente sobre el brazo casi roto de mi esposa: pues sigue igual o peor, no me cuenta, solo me obliga a atender las tareas de casa. Un paisano, yo, fregando y lavando los trapos sucios en el lavadero municipal. Ay, lavar los trapos sucios es lo único que hago con gusto. (Esta realidad irrefutable, con esos calvarios violentos alimentando la monserga de todas las penas no sé cómo acabará. Vivo la indigencia de los espacios vivientes. El rechazo, el odio, la ira, son sentimientos muy fuertes, pero la culpa, ay, la culpa es el sentimiento que te destruirá). Gracias.
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