lunes, 9 de septiembre de 2024

Sigo sin saber a qué viene esto.

Ayer dejé el domingo en misa porque me levantó un dolor de cabeza horrible el no saber, me mata el no saber, además, me vi rogando a Dios para no caer en pecado. Casi santo, me vencería el remordimiento. A pesar de que bajé el volumen a mis oraciones. La vida tiene margen para creer en nosotros mismos y lograr nuestros sueños. Y claro que a veces las cosas no salen como queremos, pero qué importa que un sabelotodo nos haga daño si nuestro camino tiene lumbre (nada ocurre por casualidad). ¿Y qué si no podemos controlar tanta desdicha? Paciencia, no dejemos que la desdicha se convierta en hábito, especialmente si no podemos evitarla: solo cabe esperar con paciencia que el desenlace sea favorable. Y si es desfavorable conformarnos nunca. Tengamos el aplomo de enfrentarnos a las decisiones que se avecinan: tienen solución, y explicación. Elijamos sonreír para que lágrimas desgarradoraras no nos derroten. Que una sonrisa sea nuestra arma contra los peores propósitos: es la mejor medicina. Elijamos sonreír ante el dolor y perdamos el miedo a los prejuicios porque el problema de otro es y no nuestro. Somos la suma de nuestras decisiones, y con nuestras incuestionables razones y la decisión correcta, conseguiremos aquello por lo que tanto luchamos. Hasta la victoria siempre. Naturalmente, allí nos encontraremos. Gracias.

2 comentarios:

  1. Nos encontraremos, quizás no nos reconozcamos de inmediato pero al pronunciar nuestro nombre sabremos quienes somos. Seguro

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  2. Y qué decirnos... Me alegra saber de ti. Gracias. Te quiero. Beso.

    Salud.

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