A medida que la decepción crea fisuras en el pueblo, en la misma proporción recibe, por diferentes conductos, palabras de consuelo para que detenga las horrendas ganas de morirse. Es cruel, también un acto irresponsable, que el electo desaire a la ciudadanía que no está dispuesta a tragar los escupitajos que les escupe. Escupitajos que agravia todos. Pero no sabe, y es bueno que no sepa, que pronto se cansará de no saber que sus esbirros, para lo que cobran, no trabajan... que trabaje el que cobra por pasear. El que cobra por pasear anuncia que los impuestos son escasos y cobra poco (de cobrar lo que gana bajaría los impuestos). Si investigara el periodismo de investigación de reconocido acervo y servicio al pueblo la democracia tendría que acudir con un camión para estibar el estercolero de insultos y más chantaje. Los politiqueros desprecian nuestra inteligencia a través de sus esbirros, miserables. Después está el miedo que publicitan por los mentideros del pueblo. Abuso que deja la reputación de la ciudadanía por los suelos. Y la otra, ay, sale (cuando salía) a las redes donde tiene una página de propaganda mezclando libertad de expresión con difamación. (Para vivir en civilizada democracia, se ha de tener libertad para opinar, pero con responsabilidad y salvaguardar lo opinado con las pruebas, no con la vida en el cementerio). Gracias.
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