Me robaste el cielo. ¿Y ahora?

Para este verano, de soslayo se detiene y reflexiona sobre un infierno que va para nueve años. Indescriptibles nueve años. Este infierno se tenía que acabar y se acabó, no gracias a ti. Ahora algo tendré que hacer. Seré poeta, pasaré hambre. "Ay, amor, ya no me quieras tanto", como el bolero, y quiérete tú, yo seguiré escribiendo tus días. Y como no sé de ti, te escribiré días de ensueño, nada que ver con los nueve años envenenados que me obsequiaste. Las metas amarran al humano ser a su objetivo, a veces sin compromiso; entonces la misión inicial pierde su valor, su porqué (tengo grabadas en sangre metas que no llegaron a cumplirse). No merecí esos años de tanto dolor. ¿Qué fue de la joven que conocí? ¿Acaso no sabías que hacerme daño a mí era hacértelo a ti? En adelante... te resistes, te mantienes en vela. Despojada de noches, amortajada en sueños. Ser y no. Mujer, con visiones de experiencias vividas, masticas sueños de tragedia. Haré realidad mis sueños, diez:

1) Sueño con que la conducta de nuestra colindancia sea acertada y, si no, remediarlo. Confianza. Amor. Y santa la poesía.

2) Sueño con que los políticos devuelvan el poder al pueblo. Y volver a la república.

3) Sueño con el indulto regulado aferrado al principio de igualdad.

4) Sueño con una sociedad más participativa, leal y legal. Solidaridad.

5) Sueño con caminar por las calles sin que me escudriñen ni me juzguen.

6) Sueño con que no haya hambre en el mundo. Ni conflictos armados.

7) Sueño con compartir una sonrisa, una agradable conversación. Una utopía.

8) Sueño con perderme en mis colores y mi sexo. Y poder decidir.

9) Sueño con morir dignamente, pero sobre todo vivir dignamente.

Y 10) Sueño con poder entregar a mis hijas un medio ambiente natural.