Un domingo de ir a misa y cantar a la verdad. Atención: Hay poca gente dispuesta a alcanzar el conocimiento equivalente a entender que el precio que se paga por vivir es proporcional al valor que uno mismo le concede. Y aparece la paradoja con causa: "lo que tú sientes, lo siente todo el mundo, lo que yo siento; estoy de los dos a punto de dar en loco. Cantas miserias a la gente que más te quiere". ¿Qué haces con tu existir? Me viene a la memoria, Lucas 5,1-11, cuando dijo: "Estaba Jesús el Cristo a orillas del lago de Genesaret, y de repente se juntó una multitud para oír la palabra de Dios. Entonces dos barcas llegaron a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y ya estaban lavando las redes. De las barcas una era de Simón, y le pidió que la separara un poco de tierra. Se sentó y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: Rema hacia dentro del lago y echa las redes para pescar". Simón contestó: "Maestro, estuvimos toda la noche intentando pescar, sin conseguir nada; pero porque tú lo dices, echaré las redes". Y tanto pescó que hundió la barca. Nunca se sabe dónde está el límite. Si en vez de cantar miserias buscaras lo hermoso que hay en ti, los torpes de entendederas no te harían daño. Las pastillitas de colores no silencian los problemas. (Le propusiste un negocio y aceptó. Asúmelo). Gracias.
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