El domingo en de soslayo: "Y hay personas que te aprietan el cuello con un trenzado de ansiedades que te impide respirar". ¿Quién me quiere tan mal? Llegué a la edad de la autoestima, la sabiduría y los consejos y hay personas que me aprietan el cuello con un trenzado de ansiedades que me impide respirar. Jamás hice daño a nadie, siquiera a propósito. Casi santa, mi religión no me lo permite. No soy de mucho hacer amigos, ya le gustaría a la dama de la interacción nula que tuviera amigos y amigas. De ahí que le pida a mi esposa que me disculpe de las cenas de los sábados con sus amistades. Mi esposa tiene amigos y amigas. Qué suerte tiene mi esposa. Sin embargo, a mí, hay personas que me quieren mal. Para los tiempos que corren, mi Señor Dios cubre mis necesidades y satisface mis deleites. Pero qué malas personas han de ser si el Señor Dios de santos y casi santas me quiere. Esas malas personas necesitan que alguien las quiera, y llevarse mejor consigo mismas. Quien no vive en paz consigo mismo ya perdió, por mucho que su vocero principal anuncie lo contrario en las redes... (¿Qué juicio crítico alimenta la cultura cerrada por defunción? Si el salario que se puso cubre sus gastos, lo demás es propaganda. Hablo de políticos de baja estofa: ¿Quién, sino, me iba a querer tan mal? (Si hablando se consigue que una mente absurda se tranquilice, para un sociópata integrado en la sociedad dar es lo aconsejable, según la dama que no me deja ir). Gracias.
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