Casi nadie me conoce en persona, siempre fue dona la que llevó el castigo de las relaciones sociales, así que, muerta dona, pienso que hoy puede ser un buen día para darme a conocer. Nadie me preguntó quién soy en de soslayo, ni siquiera dónde están Les Seniaes, algo que agradezco porque ese respeto hacia mi intimidad me permite escribir con total libertad. Soy un tipo tímido, introverso, con miedo a comprometerme con las personas. Miedo a que alguien pueda darse cuenta de que soy diferente y solo puedo aspirar a una relación virtual. Soy diferente porque oigo voces a distancia, incluso a través de muros enrevesados. Todo comenzó hace años, sin ningún motivo aparente, de forma casual, y se fue manifestando con voces sin coherencia. Mi esposa creyó que me estaba yendo y me hizo ver por un psiquiatra, que después de mirarme a la cara no le dio importancia: me recetó una caja de pastillitas de colores y me dijo que volviera cuando las acabara. Con pastillitas y sin pastillitas yo seguía oyendo voces a distancia. Así que en otro intento por sanarme mi esposa me llevó a que me examinara un cura con manos de santo. El cura atendió las explicaciones de mi esposa y sin examinarme me aprobó porque sí, estaba poseído por el maligno; enseguida me exorcizó con agua bendita y de escarmiento me puso rezar a la Virgen María y a San José. Pero seguía oyendo voces, incluso con tapones en los oídos. Otro caso perdido. Sin embargo, ayer tarde oí voces que venían de un grupo de gente que me conocía, y decían que me habían visto en una librería de Valencia hacerme una sesión fotográfica, y que el redactor de un periódico de tirada nacional me había hecho una entrevista porque yo era un escritor de mucho talento. No era otro caso perdido. Era un escritor de éxito reconocido. Y reflexionando sobre la ocurrencia llegué a la conclusión de no tener que visitar a nadie, la que quiera verme que venga a casa. Las voces me dictan el día que me gusta vivir en de soslayo. (Ojalá cuando me excluyan de la lista de los amanecidos no me avergüencen mis chifladuras). Gracias.
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