lunes, 25 de marzo de 2024

El precio de mi silencio.

"Probablemente, no te acordarás ni de mi nombre ni el de aquel café donde borracho con mi soledad casi en la puerta, te paré y te hablé. Tú me miraste y me dejaste hablar, no preguntaste, yo no pregunté, después salimos juntos desde el bar para andar toda la noche al revés. Probablemente, no sabrás jamás que nunca fuiste foto de carnet, que tu mayor palabra fue silencio y fue la mía, amarte. No fuiste una, fuiste la mujer que bautizó mi nuevo amanecer". Samaritana. (Patxi Andión).

¿Qué es la corrupción y dónde está el límite? Por decir diré que corrupción es comprar bienes para la Administración y darle mordida al traficante. El movimiento se demuestra andando. Así se amañan licitaciones para favorecer la financiación de un mañana sin apuros; quiero decir, porque en campaña electoral no se puede hablar claro: recibir donaciones personales para adquirir personales bienes (casas, cosas, etcétera), como las llamadas a cobro revertido. También es corrupción mediar con empresarios que se quieren instalar o se han instalado. Es corrupción convertirse en agencia de empleo a nivel amistoso. O comprar por encima del precio tasado terreno baldío a familiares para recalificarlo y ampliar el Plan General de Ordenación Urbana. Eso es corrupción, y el límite de la corrupción no tiene límite, por eso, debe la sociedad plantarle cara a partir de las evidencias considerando la presunción de inocencia. Hay que luchar contra la corrupción, pero cuidado, ya que el asunto no es tan sencillo como pedir amor a una dama que no debe ser nombrada. (Te ataco con furia y sin pruebas, te desacredito, te castigo moralmente, y te envío a mi mercader para un negocio redondo que es en realidad el precio de mi silencio). Gracias.

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