En esta vida es fácil perderse en el laberinto de las vanidades (el orgullo y el autoritarismo). Ordenar con sabiduría nuestras prioridades y mantener la perspectiva resulta todo un desafío. La intranquilidad, las paranoias (salud mental) pueden acabar abatiendo despiadadamente nuestra comunión con la familia y, por ende, ausentarse de una criatura veleidosa que nada de nada hizo, sino daño, pero en eso estamos, en hacer lo que no hizo para que en un desliz no se despeñe. Cuando espira la inspiración, una mujer, una musa, una dama de la poesía traiciona su propia confianza: una decepción imposible de superar. Soy mayor y mi mente absurda llegó a su fin y ahora ando a trancas y barrancas. A otra edad mi mente no era tan absurda y mi cuerpo era fuerte; ahora todo yo soy débil y mi sosiego se aleja y me abandona al llanto, y por si fuera poco tanta muerte, una mujer, una musa, una dama de la poesía regresó y me dijo que, sin permanecer, continuara a su lado, pues su alma no encuentra consuelo. -"Cuándo puedas vuelve...". -¿Y luego? ¿Quieres saborear la cálida ternura y la paz profunda? Prefiero esperarte. Mal, muy mal anda el pueblo donde la justicia es algo que está allá lejos, utilizada solo excepcionalmente y con el simple objetivo de incordiar todos los días del hombre decente. (Allá Dios que será divino, yo me muero como viví). Gracias.
Que curioso tu texto y mi título que sin nada que ver hablan de volver.
ResponderEliminarUn beso oye
Casualidad, no le des importancia. Te quiero. Beso.
ResponderEliminarSalud.