Un lunes de esperanza me he planteado dormir a pierna suelta y esperar que las cosas vayan sucediendo según sus caprichos desde la calma tensa que precede al diálogo. Porque no me da la vida para tanto daré beneficio a la duda y creeré en Dios. Un lunes de esperanza otorgaré poderes a los sentimientos humanos, y también a los sentimientos infrahumanos: no caeré en el olvido. El lunes o cualquier otro día de la semana si me impone normas las acataré con humildad. Si algo hubo, hay o habrá, y hablo de amor, yo no quiero que siga muriendo. Creo que vivo bajo sospecha.
Un lunes de esperanza digo que, y menos mal que aún estamos otra vez donde lo dejamos en este sinvivir tan poco romántico. Y menos mal que nos necesitamos de manera mutua. Y menos mal que el amor habita entre nosotros y ahora me toca a mí darle la bienvenida con un te quiero en esta vida y su brevedad (menos mal). Y menos mal que nos seguimos amando como siempre. Y menos mal, porque de muerte está herida la confianza y a mí no me quedan te quiero conscientes de su amor para volver a empezar. Lo que la vida nos insufló de corazón a corazón que la vida nos lo quite... Ojalá y que no nos lo quite la muerte. Gracias.
Bien ...
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