A veces, y la María sabe que no miento, escribo a la estupidez de la vida y torpe de entendederas tardo en encontrar palabras: tengo los reflejos a punto de que me nieguen la renovación del carné de conducir. Pero tarde o temprano, como el amor que fue algo queda, y en vez de tirar a la papelera de reciclaje la estupidez, dejo de escribir el tiempo justo para tomar café. Me encanta el café negro sin azúcar. Y luego retomo la estupidez con los mismos personajes y me obligo a encontrar algo interesante que pueda aprovechar como lección de vida: ni tan bueno ni tan malo. Porque un sentimiento que sale de los adentros por estúpido que parezca algo lo ha inspirado y tal vez merezca la pena. Doy tiempo al tiempo, no sé, quizá porque no tengo nada mejor que hacer, y a veces aparece algo que merece la pena.
Pues sí, es abril, y abril es un mes especial para mí. Recuerdo hace años que una musa me acompañaba en el mes de abril. La musa del mes de abril. Una mujer, si es musa, con el tiempo se convierte en poesía y se la puede dar por perdida. Yo la perdí. Ahora no me inspira y escribo los días más tristes. Una dama con poesía. Una mujer, una musa: santa poesía para envidia de poetas. Sea como fuere, no me arrepiento de los días que escribo, pero sin musa y sin talento soy nada. Escribo con los humildes en el corazón e intento no mancar la palabra. Dama con poesía propia, si me lees, te deseo mucha felicidad y más salud que nunca. Gracias por permitirme ser tu amigo. Te quiero. Gracias.
Tu sin musa y yo sin poeta despistado. Vaya par.
ResponderEliminarMe gusta que escribas, sin tener nada que decir dices mucho.
Ten un inmejorable domingo de abril.
Un abrazo.
Recuerda que es Domingo de Resurrección... O eso creo. No olvides ir a votar y a misa. Gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.