jueves, 26 de abril de 2018

Les Seniaes sin dona.

Traigo a de soslayo un desahogo que si no lo canto muero. Es dona y digo que me cuesta andar los caminos de Les Seniaes sin ella, tanto me cuesta que no voy. Al véspero subo a la claraboya de tejado y veo Les Seniaes a lo lejos con la mayor de las tristezas. Y miento cuando digo que me adentro por los caminos embarrados de Les Seniaes, no he vuelto más allá del primer recodo, no he vuelto a Les Seniaes desde que dona murió. O he vuelto y voy cuan Ian y Enol me acompañan, joder, solo, quise decir. Es amor, pero también es una perturbación del ánimo que no puede ser bueno, claro. Yo quiero andar y desandar los caminos y recordar las alegrías que juntos vivimos y mi mente absurda se niega. Me desespera mi mente absurda cuando intento adentrarme en Les Seniaes y me bloquea. La inapelable tentación de acariciarla. Apenas era antes de conocerla y no digo que ahora sea menos (a más tengo una dama que vela mis sueños), pero otra realidad me acompaña. Me falta mi confidente amiga y eso es mucho. Mi carinyet, dona.

Desmontaría mi memoria, me olvidaría de quién soy si no fuera porque con la desmemoria se iría la gente que quiero y me quiere. La muerte ha despojado de mi vida la primavera en la que todas las mariposas vuelan libres. Gracias.

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