viernes, 6 de abril de 2018

La alternancia política.

Entre los partidos políticos y la sociedad existe una realidad oculta, hay quien la llama realidad de alcoba, otros la de los porcientos. Se trata de seguir "chupando del bote" (erario si lo prefieren). La voracidad de los partidos políticos y sus dueños no tiene límite. Una gestión política sin alternancia tiene mucho qué ocultar y qué perder (tengo pruebas).

Un gobernante en el mismo sillón durante años la puede liar parda a no ser que aparezca en las urnas la alternancia política que es higiene democrática y traiga consigo una auditoría externa. Si el candidato es como debe ser, honrado y con ganas de hacer las cosas bien, quiero decir, no se casa con cualquiera, en especial si es de su propio partido político, e intentará gobernar con solvencia partiendo de cero. Los partidos políticos se han convertido en un negocio jugoso. El asunto es grave y va para eternizarse porque el poder político además no desgasta: "una mano tapa otra".

El juego del poder de las ideas en claro desacuerdo con la moral. Amanecerá un día y la democracia será más fiable. En de soslayo y en voz alta dejo la pregunta: ¿Será la alternancia política capaz de disolver la corrupción? Gracias.

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