Yo, y la María sabe que esto me sale del corazón, a una amiga, mi dulce amiga, como venganza, porque de muerte me han herido sus palabras, le escribiré un tango tristón y lo publicaré en de soslayo ahora que sé que me lee (lo he visto en su mirada), y para que entre en razón, pues parece una quinceañera ante su primer beso de enamorada, le aconsejaré bajar de la nube y volver a la verdad. Y si volviera, le cantaría la "Canción de amiga", de Ángel González.
Nadie recuerda un invierno tan frío como éste.
Las calles de la ciudad son láminas de hielo.
Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Las estrellas tan altas son destellos de hielo.
Helado está también mi corazón,
pero no fue en invierno.
Mi amiga,
mi dulce amiga,
aquella que me amaba,
me dice que ha dejado de quererme.
No recuerdo un invierno tan frío como éste.
Yo, para que una amiga, mi dulce amiga, pueda ser feliz en esta vida (dos oportunidades le dio la vida y no aprende) y con el tiempo me vuelva a querer, ay. Joder, dona, sabiendo que cuando más sube la cuerda más baja el cadáver... Hay quien dice que tiene gran sentido del humor pero yo no me río. De muerte me han herido sus palabras. Gracias.
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