viernes, 13 de abril de 2018

El peligro de vivir otra vida.

Estoy convencido que si a media mañana saliera de casa y al doblar una esquina me diera de bruces con una mujer líder de masas no sabría qué decirle... Pero no porque no lo deseara a morir, o porque de asuntos inaplazables una vecina me aconsejara que no puedo dedicarle unos minutos sin antes tomar café con ella, o porque no me devolviera el beso que me debe. O no sé. No sé qué podría decirle si ella tiene todo lo que otros desean y yo no tengo nada que ofrecer... El hombre que no tiene nada que ofrecer más que un hombre es nada. (Me valió de aprendizaje). Gracias.

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