sábado, 7 de abril de 2018

Recuerdos de familia.

La edad de los consejos.
Este ir y venir por la vida de la mano del sofismo. Vaya por Dios. ¡Oiga usted!: ¿Qué peor que mirarse al espejo cada mañana y preguntarse qué tango tristón toca cantar hoy por el bulevar de los sueños descarriados? Sí, eso, soy viejo -dicho sea de paso-, ¡maldito viejo!, y para colmo vivo la edad de los consejos, pero aún exhibo un poco de cordura.

Mi tío el dentista.
Me viene a la memoria mi tío el dentista (cómo corre el tiempo: hará cincuenta años que murió), y qué gracia cuando decía al sentar por primera vez a un paciente en su sillón: "Soy dentista y puedes cagarte en mis muertos en voz alta, no me ofendo". Qué gracia y qué razón tenía, pero hay más: "Si te hago daño tú eso ¿? O suelta el remo, batelero".

Sé fiel a tus ideas.
Eran otros tiempos, ay. Pero me da qué pensar: ¿acaso pretendo que un usurero me conceda un hipoteca a cuarenta años y treinta de carencia? (Sé fiel a tus ideas para que nadie te confunda ni te avergüence... Y no sientas tristeza ni rabia). "Nada más peligroso que un ignorante amigo; mejor sería un sabio enemigo". (Jean de La Fontaine). Gracias.

1 comentario: