Tal que ayer, Día de
los Trabajadores, hace años nos reuníamos compañeros y compañeras de partido y sindicato a comer lo que se terciaba y recordar
viejos tiempos. Luego, entre el café y la agradable tertulia enseguida salía de los adentros La
Internacional. Aquellos tiempos fueron buenos. Los amigos y las amigas,
si lo son de verdad, siempre se van los primeros. Los hay que siguen vivos pero se han acostumbrado a estar muertos. No sé qué pensar, Incluso yo hice un pacto con de soslayo para escribir el día que me gusta vivir y no volví.
Ayer, por un capricho infantil de Patricia que no viene al caso, salí de casa desamparado y recorrí los mismos pasos que me
llevaban al lugar donde me reunía con los compañeros y las compañeras y todo lo demás
y sentí nostalgia al verme ausente de mí. Después me acerqué a Les Seniaes y lloré, no grité solo
lloré con la atrabilis por la tierra. Echo de menos a
Eugenio, la Chima, Tomasín, Antonio, Pepín, Vicente y la heroicidad de un pueblo que se sabía enfrentar al eufemismo
que ahora llaman Estado.
Eran otros tiempos, más legales y más solidarios. Ahora, ni el hecho de encabezar en el Congreso de los Diputados la oposición les dice algo,
se miran el ombligo y no lo ven por tanta barriga plena. Así no se
devuelve a una patria la dignidad ni se fortalecen las instituciones. Ni se honra al partido político que fue. Sentí de cerca la tristeza.
De vuelta a casa desde Les Seniaes la esperanza se impuso al ayer nostálgico. Seguiré pues escribiendo el día que me gusta vivir con los humildes en el corazón y sin nombres, tampoco abrazos de fortaleza ni palabras que iluminen el camino de la utopía favorecedora del bien común. Me pagarían con el 3% y acabaría siendo tan inexistente como ellos y pidiendo más y huyendo de la ley y su justicia. (Antes muerto que dejarme comprar la voluntad que valida la corrupción). Gracias.
De vuelta a casa desde Les Seniaes la esperanza se impuso al ayer nostálgico. Seguiré pues escribiendo el día que me gusta vivir con los humildes en el corazón y sin nombres, tampoco abrazos de fortaleza ni palabras que iluminen el camino de la utopía favorecedora del bien común. Me pagarían con el 3% y acabaría siendo tan inexistente como ellos y pidiendo más y huyendo de la ley y su justicia. (Antes muerto que dejarme comprar la voluntad que valida la corrupción). Gracias.
Bien...
ResponderEliminartriste, como todo se ha corrompido, sin ir más lejos los carabineros de Chile, institución reconocida a nivel continental por su imagen limpia y del cuidado del desvalido; ahora se sabe que han robado millones y millones de pesos; y suma y sigue creciendo la cifra, solo busque en la web PacoGate Chile
ResponderEliminarDesbalijan lo que encuentran a su paso. No importa quiénes ni de quién es el dinero ni para qué estuviera destinado. Ciertamente triste. Gracias.
ResponderEliminarSalud.