Cuando hace unas fechas al doblar una esquina me di
de bruces con una vieja amiga, no tardé en darme cuenta que aquella
vieja amiga era vieja, pero ya no era amiga, sin haberle dado la
categoría de amiga ida lo era sin saberlo, sin saberlo los dos, quiero decir,
porque al verme, clavó la mirada en el suelo en evidente señal
de culpa. (En el amor no hay culpables). La saludé con mi mejor sonrisa pero ya dije arriba que la mirada la tenía clavada en el suelo (no hay peor
ciego que el que no quiere ver). Y nos despedimos con un perdónanos Señor en los adentros para salir de aquel desgraciado incidente. Triste de morir y acongojado, me acerqué a casa y encendí la
radio con la esperanza de que Shakira me dedicara una canción. Encendí la radio, y el locutor en evidente confabulación y en clave propagandística dijo que volvía en diez minutos y volvió para dar paso al informativo de las dos de la tarde. Hubiera rezado un rosario.
¿Y qué hay de mi
horóscopo dedicado esta semana al dinero que no llego a fin de mes, la salud y el juanete, el amor, ay, y la
canción dedicada de Shakira? Por no hablar del escritor y periodista, amigo y mentor que ha puesto una llave en su artículo de opinión y no puedo leerlo: no hay derecho que para leer a un amigo en un periódico digital haya que pagar.
Lo dijo Iñaki Gabilondo en una entrevista concedida el pasado lunes al diario El Mundo: "La lógica del gerente se ha impuesto a la
lógica de la redacción". Gracias.
Interesante...
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