martes, 23 de mayo de 2017

A Ian le duele la barriga.

A Ian le duele la barriga y Patricia me confirma que es un virus. Patricia sabe mucho. Después me explicó que fue la médica quien se lo dijo y le recetó un jarabe para los dolores de barriga. No cabe duda: Patricia sabe mucho, y yo más, y digo que si a Ian le duele la barriga no es un virus ni nada que se le parezca. Si yo fuera ministra de sanidad, a la médica del pueblo de Patricia le cambiaba el oficio de médica por el de enterradora y en su puesto, de no tener recambio, y no lo tienen como tampoco lo tuvieron para Eugenio, colgaría una bata blanca en un perchero. Y desde luego que seguiríamos yendo por urgencias al hospital, una bata blanca colgada en un perchero es lo que tenemos ahora en esencia pero adorna más, y ahorraríamos el dinero de los jarabes. Eso que ganaríamos. Más sería poco si me diera por "largar" de la médica del pueblo de Patricia, pero yo no soy de esas, y ya hay montones de esas. No miento si digo que es peor que un dolor de muelas. Y más digo: acabaré siendo el único paciente vivo que tenga, la mayoría ha muerto o cambiado de médica en algún dispensario médico con una médica normal.

Un practicante del pueblo de Patricia ahora jubilado me dijo que la médica padecía mal de amores. Le creí, y sigue valiendo su opinión para hoy después de tantos años. Tiene mal de amores y de seguir en ese plan de prescribir un dolor de barriga desde la puerta y no se amontonen que pase el siguiente y si no hay nadie voy a almorzar que me muero de hambre dará en loco de atar. Probe. ¿No habrá un roto en este mundo que la quiera? ¿Y cómo es posible que pudiendo ser normal no lo sea? Lo de esta médica aún no está escrito, y para más y peor, cuando voy por las recetas del mes me pregunta por mi salud. Miedo me da. Si creen que hay cosas inexplicables esta es una.

-¿Vienes por las recetas?
-Sí.
-¿Y no te duele nada?
-Dígamelo usted que es la médica.
-¿Estás enfermo?
-No sé.
-¿Y qué sabes?
-Que no tengo wifi en casa.
-Maleducado.

Me cuesta reconocer que acertó a la primera. Vale como paradoja la fábula del burro que tocó la flauta. Gracias.

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