sábado, 10 de octubre de 2015

Mala praxis periodística.

La noticia se inventa. No es eso, la noticia es la que es. Quiero decir que a una noticia si el autor le añade humanidad no deja de interesar ni de ser noticia fidedigna. Pudiera ser poesía sin dejar de ser noticia. Importa el cómo y el quién. También si te dejan. Hablo de poner el talento al servicio del mejor postor. Importa el talento. Vale para opinadores y periodistas. Las editoriales imponen sus políticas y sus ideas, además de los intereses de sus accionistas.

Si una noticia se explicara por sí sola a veces los lectores ganaríamos en salud. O no la perderíamos. La prensa hoy en día empobrece el alma de los lectores. Y es cuando aparece la depresión. Leo prensa y quiero morir. No me explico por qué tengo que bajar a los infiernos a leer la prensa diaria. Veo a Rajoy y me entran ganas de vomitar. Digo Rajoy y digo todos los demás. A veces no son tan culpables como aparentan. Según el periódico la noticia es diferente. Es otra. Un periodista de talento sería capaz de dibujarme sin arrugas y sin canas: parecería más joven. Y entonces podía llegar a pensar que no todo está perdido. Soy lector de prensa diaria y exijo el derecho a la información fidedigna humana. De morir, de viejo o de enfermedad o de risa. Somos pobres y ya es mucho. Queremos un futuro mejor. Queremos que las malas noticias no nos quiten las ganas de vivir. 

De cuando en vez leo una noticia y me entran ganas de tirarme al monte. La noticia tal vez no sea para tanto, pero me entran ganas. Como de ti tengo ganas. Si tu piel fuera mi piel como velero navegaría por tu cuerpo. Tu mar yo puerto. Tu humedad mi ancla. De ser poeta no te soñaría, simplemente te comería a besos.

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