El dulce antídoto de la corrupción.

El voto que los ciudadanos otorgamos a los políticos tiene que ver, exclusivamente, con el programa electoral, valorando las promesas que hacen tratándonos respeto (y amándonos, en campaña electoral, tragamos lo que nos echen). Sin embargo... Vaya, se darán ustedes cuenta que estos días voy más a lo mío metiéndome con los que mandan poco o mucho, según se mire, o me explique y se entienda. Créanme, va con mi carácter. Les cuento: Ocurrió como el amor, por casualidad. "... llegó Carlos Puebla, y en eso llegó Fidel. Para seguir de modo cruel, con la infamia como escudo difamando a los barbudos... y en eso llegó Fidel". Eso de barrer para casa y meterlo debajo de la alfombra con favores y otros gastos se tiene que acabar. Claro que es una estrategia política que dio extraordinarios beneficios económicos y excelentes resultados políticos, pero lo malo no podemos dejar que se cronifique. La ciudadanía encontrará la luz al final del túnel y desaforada buscará el amparo de Marx, Karl Marx, y a los militantes izquierdistas encabezados, o mejor dicho, descabezados por sus dueños para que los partidos aletargados... A cierta izquierda que perdió la "O" de obrero entre chismes de lavadero municipal, la fiesta les chifla. Aunque el dispendio insulte a las familias que no llegan a fin de mes. Los políticos con el dinero de todos llegan a donde las familias no llegan, el drama es ese. (Barrer para casa. "... y en eso llegó Fidel". El dulce antídoto de la corrupción). Gracias.