miércoles, 10 de enero de 2024

¡Cuanta hipocresía!.

Todo lo que existe es reflejo de su origen, y es de libre elección ser o no agradecido. Ser malagradecido acarrea sufrimiento de alma (remordimiento). El desagradecido está representado por los "trepas", los engañadores, los enemigos de la verdad y, ay, los tontos de pacotilla. El asunto que hoy traigo a de soslayo es sencillo y complicado a la vez. Realmente es doloroso, cuesta entender y más aceptar, que otros encaminen al éxito lo que uno creó. Hay quien merece, si no el fracaso, al menos un escarmiento por la palabra dada, y vuelta a dar y no recibir. Recuerda: experiencia, singularidad, algo de sabiduría con el permiso del propio Eugenio y paternalismo. Hablo del que siempre estuvo aquí. El que no estuvo, no estuvo o llegó tarde. O a tiempo para acaparar el éxito y ponerse un buen sueldo. Ahí están los hechos, haz memoria y recuerda que las cosas a él, para ser posibles, nunca tuvieron que ser probables, porque estaban hechas. Fue cuestión de coger el fruto y promocionar, buscar aliados y emprender el camino sin arriesgar. ¡Cuanta hipocresía!. Lo ocurrido y lo que ocurrirá le llegó gratis, y no lo agradeció. Perdón, no agradeció lo ocurrido, lo que va a ocurrir está por decidir (coexistir en política es estar uno al lado del otro y hacer cosas juntos por la vecindad). Si quieres, poco o nada tendrá que agradecerte cuando pasemos de las palabras a los hechos. Será la hora de la justicia social, de la cultura, y de "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", de Abraham Lincoln. (El pueblo necesita ser más que una bandera y otros ejemplares propios de la peor demagogia). Gracias.

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