Es preceptivo diferenciar las palabras, las ideas y las propuestas, que dependiendo de quien las dice, son ilegibles, a veces. Vivimos tiempos donde se prefiere perfeccionar una imitación para venderla y cobrarla cara. (Lo barato sale caro). Vale más descartar la imitación y pagar lo que nos pidan por lo original. Cosas hay que pasan y hacen mucho daño, tal vez por pasar demasiadas veces. Debemos permanecer con mente de centinela, porque en un aquel se nos puede ir lo mejor de nosotros por la alcantarilla. No podemos dejar de atender nuestras realidades, toda distracción es un tormento mental si nos dejamos llevar por los falsificadores... No somos cualquier cosa, somos lo que pensamos, y pensar más de lo que podemos procesar resta, nos limita y nos hace sentir pequeños. Pensar más en lo que nos libera y menos en lo que nos confina. Lo infructuoso que nos atasca, o las cosas que nunca pasarán, nos predisponen a un fin de prejuicios. Pensar solo en nosotros nos rompe: aceptémoslo. Desvinculémonos del orgullo y llevemos los designios donde los anhelos cuentan, las dudas se despejan y el amor sentencia. (Como adivino, no me seducen las intenciones de este año 24; pondré mis días en puerto seguro). Gracias.
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