lunes, 1 de enero de 2024

Feliz Año Nuevo.

Jesús el Cristo, en la boca de Isaías 42:3, puso una frase hecha y me dejó muy preocupado. A un güelu que acaba de entrar en 2024 con mis hijas... con mis nietos... entre mis nietos, quise decir. Ay, no existe mejor regalo. Qué noche de patadas, de risas y alegrías. Hoy sí que entró el Nuevo Año con los mejores deseos. Disculpen, voy a la frase hecha de Isaías 42:3: "No hará pedazos la caña quebrada, ni apagará la mecha humeante, pues en materia de relaciones con propósito, vale más una relación débil que una rota". Y me dejó muy preocupado... Vale la ironía porque casi me lo creo: "Vale más una relación débil que una rota". De relaciones prendidas de un hilo tuve para dar y tomar, que recuerde. Las frases hechas vengan de donde vengan se amoldan a cualquier evento. Dan sentido a las peores causas, y enseñan. Abren puertas, incluso callan la verdad hasta que un juez dicta sentencia. Las frases hechas tienen otro calibre, fuera del alcance del lector inteligente. Joder, dona, lo mío no hay por dónde cogerlo, estoy peor que mi ordenador que me ordena, imagino que tenga que ver conque hoy para mí es 23 y no 24 (le prometí a Flor de María entrar cogidos de la mano en el nuevo año). Además, no se me va de la cabeza "la dama que no debe ser nombrada" a la que pensé, después de todo y a pesar de los pesares, escribirle algo bonito para estrenar este nuevo año como intento de volver... y volver. Entre mis nietos tenía los mejores ingredientes, pero no, creo que tampoco será este año. Lo intentaré mañana por las malas y si no feliz Año Nuevo. Y si sí también, pero no lo creo. Gracias.

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